Laicidad

El término “Laicidad”, viene del vocablo griego “laos”, que designa al pueblo entendido como unidad indivisible, referencia última de las decisiones que se toman por el bien común. Es un principio de concordia de los seres humanos, fundado sobre lo que los une, y no sobre lo que los separa. Este principio se concreta en los dispositivos jurídicos de la Separación del Estado y las distintas instituciones religiosas, agnósticas o ateas, y la neutralidad del Estado con respecto a las diferentes opciones de conciencia.

Exige el respeto hacia el individuo, buscando la convivencia armónica y civilizada, entre diversos grupos sociales, para coexistir en paz, por lo que es indispensable, para su concreción que exista:

  1. Libertad de conciencia,
  2. Igualdad de derechos, y
  3. Universalidad de la acción pública y, de acuerdo con ellos, la “búsqueda del bien común”, razón de ser del Estado.
Laicidad
Laicidad, principio constitutivo de “Le Droit Humain”: Georges Martin, Senador de la República francesa y fundador de “Le Droit Humain”, consideraba que el respeto al otro y la tolerancia eran indispensables en Masonería: “Sin Tolerancia, no hay trabajo masónico posible”, decía. La M∴Il∴Hna∴Marie Bonnevial, Gran Maestre de la Orden, señala este mismo espíritu como un deber: “Debemos llevar allí donde vayamos, el espíritu que une, y no el que divide”; así, “el respeto, pasa a ser herramienta para conocer y comprender al otro, como legítimo otro en el diálogo”. Las palabras del Gran Maestre de la Orden, M∴Il∴Hno∴ Charles Cambillard, cierran esta reflexión sobre el ejercicio de la laicidad … ”el único medio de conseguir la fraternidad, es encontrar lo que hay de común entre los seres humanos, es decir, lo que es universal en ellos.