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Henri Marie La Fontaine (1854-1943)
Premio Nobel de la Paz 1913

Henri La Fontaine fue bibliógrafo, profesor de Derecho Internacional y Senador de Bélgica. Nació el 22 de abril de 1854 en Bruxelles, Bélgica.

Estudió Leyes en la Universidad Libre de Bruselas, donde recibió más tarde el doctorado en Leyes igualmente. Luego de concluir sus estudios se hace consejero en la Corte de Apelaciones de Bruselas, en 1877, a la corta edad de 23 años, convirtiéndose, poco después, en uno de los juristas más importantes, prominentes y respetado en toda Bélgica, iniciando así su camino hacia el establecimiento de la Paz en el mundo.

Como portavoz principal de los derechos de la mujer, La Fontaine desempeñó un papel destacado en la liberalización y emancipación de la mujer. Fue elegido secretario de una escuela técnica para mujeres jóvenes en 1878 y durante un breve período también se desempeñó como presidente de la Association for the Professional Educational of Women. Él y su hermana Léonie La Fontaine fueron los primeros defensores de los derechos de la mujer y el sufragio, fundando en 1890 la “Liga Belga por los Derechos de la Mujer”.

Como parte de su carrera política fundó el periódico “La Justicia”, de corte socialista. Siendo partidario de esta corriente política, La Fontaine fue electo y reelecto al senado belga, en representación de varias regiones, como Hainaut, Liège y Brabant, entre 1895 y 1936; desempeñándose como secretario de este durante diecisiete años, de 1907 a 1919; y como su vicepresidente por otros trece años, desde 1919 a 1932, respectivamente.

En los inicios de su carrera política, asuntos como la educación, el trabajo y las relaciones exteriores figuraron entre sus más relevantes preocupaciones, los cuales fueron objeto de presentaciones de proyectos de reformas en el senado, como la Reforma a la Educación Primaria o el Proyecto de Ley sobre Inspección de Minas, en 1897; en el mismo tema, apoyó la adopción de la jornada de trabajo de ocho horas al día. Fue un notable defensor del internacionalismo y realizó grandes esfuerzos por lograr que la práctica de éste se propagara en todo el mundo. La Fontaine apoyó la Liga de las Naciones, una unión económica con Luxemburgo, los pactos de Locarno y el desarme para erradicar las disputas internacionales como sus pasos iniciales hacia el establecimiento de la paz mundial.

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Se unió al organizado movimiento por la paz a principios de la década de 1880 y se convirtió en el secretario general de la Société Belge De L’arbitrage Et De La Paix en 1889, fundando, ese mismo año, la Fundación Internacional de Arbitraje y de la Paz, lejano antecesor de la Corte Internacional de Justicia de la Haya y siguió participando activamente en todos los congresos internacionales por la paz celebrados en las dos décadas siguientes.

Su labor en asuntos exteriores estuvo marcada por sus constantes demandas de mediación entre los combatientes de la Guerra de los Boer y la aprobación del tratado de arbitraje obligatorio con Italia en 1911.

La Fontaine fue miembro de la delegación belga a la Conferencia de Paz de París en 1919 y delegado a la Primera Asamblea de la Sociedad de Naciones en 1920-1921 y este fue el período en el que su apoyo al internacionalismo total se hizo conocido en el mundo.

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No mucho después de ser elegido miembro de la una legislatura nacional belga, Henri La Fontaine se convirtió en miembro de la Inter Parliamentary Union, la organización que él consideraba el creador de un gobierno mundial. Más adelante en su vida se convirtió en presidente de su Comité Jurídico, antes de la Primera Guerra Mundial, y miembro de dos de sus importantes comisiones.

Ideas para algunos de los órganos auxiliares de la Sociedad de Naciones y de órganos afiliados como el Instituto de Cooperación Intelectual, pueden haber sido influenciadas por el plan de La Fontaine para una unión intelectual internacional, junto con el cual propuso la creación de agencias internacionales que, lógicamente, se derivaran de la aceptación de la idea internacional, entre ellas, una universidad, una biblioteca, un idioma, un parlamento, un tribunal, un banco y cámaras de compensación de información laboral, comercial, migratoria y estadística.

También apoyó fuertemente el desarme como medio para erradicar los conflictos y las disputas internacionales y así alcanzar el establecimiento de la paz. En 1907 se convirtió en el Secretario General de la International Peace Bureau, organización fundada por él mismo y en la cual permaneció hasta su muerte; la cual recibió el estatus consultivo del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas en 1951, y finalmente de la UNESCO, en 1952, convirtiéndose en la única organización en el mundo dedicada a la documentación, la investigación y la promoción de las organizaciones internacionales.

Iniciado en Masonería el 3 de mayo de 1882 en la célebre logia de Bruxelles “Les Amis Philanthropes”, del Gran Oriente Belga, a la edad de 71 años, después de 43 años de participar en esa obediencia masónica masculina y siendo consecuente con su idea de la emancipación de la mujer y el derecho humano, en 1925 se afilió a la ORDEN MASÓNICA MIXTA INTERNACIONAL “LE DROIT HUMAIN”, obediencia que desde entonces consideró como la más apropiada para la formación de hombres y mujeres libres, por su carácter mixto e internacional, convirtiéndose en uno de sus más prestigiosos promotores.

Henri La Fontaine fue decano de la cátedra de The International Law, desde 1893 hasta 1940, primero en la Université Nouvelle y luego en el Institute des Hautes Etudes, después de la Primera Guerra Mundial. Durante su largo tiempo como catedrático, impartió conocimientos sobre Derecho Internacional, la evolución de la estructura judicial del mundo y ofreció conferencias sobre diferentes temas que van desde el desarme, hasta la Sociedad de las Naciones y las crisis morales en el mundo.

Henri La Fontaine, de personalidad dinámica y hombre de amplia cultura, a lo largo de su vida, también escribió extensamente sobre montañismo, escalada y publicó una serie de bibliografías. Se desempeñó como presidente del Club Alpin Belge y publicó ensayos sobre la situación de la mujer estadounidense, además de producir una buena cantidad de poesía.

De 1894 a 1915, el excepcional trabajo de La Fontaine, relacionado con el internacionalismo, le ganó el respeto y el aprecio de todo el mundo y su Manuel Des Lois De La Paix: Code De L’arbritrage (1894), fue aprobado por el Congreso Internacional de la Paz celebrado en Antwerp, Belgium.

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El inmenso volumen, Pasicrisie Internationale: Histoire Documentaire Des Arbitrages Internationaux, 1794-1900, que se publicó en 1902, es un libro de referencia de 368 documentos sobre arbitrajes que incluyen acuerdos, reglas de procedimiento y decisiones de casos.

En «Judicatura internacional» (1915) delinea los fundamentos de una corte suprema del mundo. No es que fuera muy optimista en este momento. De hecho, desde Washington, D.C., donde vivió tras su huida a Inglaterra y luego a los Estados Unidos, tras la invasión alemana de Bélgica en 1914, escribió en una carta privada: Los pueblos no están despiertos… [Hay peligros] que harán imposible una organización mundial. Preveo la reanudación de … la negociación secreta a puerta cerrada. Los pueblos estarán como antes, las ovejas enviadas a los mataderos o a los prados, según le plazca a los pastores. Las instituciones internacionales deben ser, como las nacionales en los países democráticos, establecidas por los pueblos y para los pueblos.

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Su interés por al Bibliografía lo llevó a la creación del Instituto Internacional de Bibliografía, junto a Paul Otled, institución que luego pasó a ser conocida como Casa de la Documentación. En este centro La Fontaine realizó trabajos de referencia, especialmente la creación de bibliografías sobre ciencias sociales y la paz.

Por toda su gigantesca labor en pro de la Paz mundial, en 1913 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz.

Nadine Lubelski-Bernard da cuenta de la lucidez de Henri La Fontaine en su artículo “ El partisano de la Paz”: Siempre intentó hacer comprender que el ideal de los partidarios de la paz era mal comprendido, pues no sueñan, como pretenden los que de ellos se mofan, con el establecimiento inmediato de una paz perpetua. Más bien al contrario, la paz era una noción en constante evolución, la adaptación de los regímenes y de las instituciones a las necesidades del momento. Tenía la obligación de aportar a los conflictos que surgieran del juego normal de fuerzas, soluciones de equidad, igualmente ventajosas para todos y adaptadas a las legítimas aspiraciones de los pueblos.

Muere en Bruxelles, aún invadida por la Alemania nazi, el 14 de mayo de 1943, de muerte natural, a la edad de 89 años.

 

Henri La Fontaine publicó varias obras, entre ellas bibliográficas, ensayos y hasta poesía:

  • Bibliographie de la paix et de l’arbitrage international. (1904)
  • Des droits et obligations des entrepreneurs de travaux publiques nationaux, pronvinciaux et communaux. (1885)
  • La Femme et le barreau. (1901)
  • The Great Solution: Magnissima Charta. (1916)
  • Histoire sommarie et chronologique des arbitrages internationaux (1794-1900). (1902)
  • Manuel des lois de la paix: Code de l’arbitrage. (1894)
  • Pasicrisie internationale: Histoire documentaire des arbitrages internationaux, 1794-1900. (1902)
  • L’État actuel des questions bibliografiques et l’organisation internacionale de la documentation. 1908)
  • Premières rimes. (1886)

 

Bibliografía